El sujeto fue hallado muerto de un tiro en la frente. Un hueco ancho y un hilo rojo corría por su mejilla izquierda. Los ojos cerrados y la boca semiabierta dibujaban una sonrisa que producía una rara sensación. Había algo en ese rostro que indicaba felicidad, paz, inocencia. La policía cerró el caso dejando únicamente pendiente la identificación del asesino. María Vinge jamás despertó. Los oficiales de la ley la encontraron sentada en su sillón con un tiro entre los ojos y una sonrisa perfecta. Lucila Cardozo también fue hallada sin vida y la bala que penetró su cráneo era idéntica a los casos anteriores. Los detectives unieron las piezas y comenzaron a pensar en matador serial. Lo que no podían encontrar era el motivo que uniera a las víctimas. No se conocían, no pertenecían a círculos comunes y sus vidas no se habían cruzado jamás ni siquiera por las redes sociales. A lo largo de dos años se encontraron veinticinco personas a las que les dispararon en la frente, con la m...
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Estoy atrapado en un campo de unicornios. Aquí la vida es dura, la plenitud salvaje y la abundancia de elementos perfora los sentidos hasta transformarlos en un conglomerado de percepciones. Estamos en la periferia de los mundos conocidos circunvalando el Cosmos. Conviven frutas sabrosas y multicolores con fantasmas de seres que nunca han sido y vuelan aves parlanchinas en dialécticas maniobras de tirabuzón. También nacen bayas de los caracoles y conejos de seda flotan entre las nubes de helio. El reino vegetal se expresa de una forma del todo inexplicable. Nísperos astutos prolongan su existencia bebiendo la sangre del escorpión mientras los inmensos avellanos se comunican emitiendo rayos eléctricos de color violáceo. El muérdago reina con mano de hierro el universo vegetal y el secreto de las raíces de los sauces se entrelaza con la historia misma de la creación y sus hojas cantan y lloran en la lengua de los elementales. Lágrimas de grandes mamíferos caen al piso q...