Lo pasmoso del relato de Juan Aguirre fue la calma. Podía haber mantenido la cordura a pesar de lo enloquecedor del proceso, incluso haber mostrado un temple admirable y ser por ello reputado como sereno; pero la parsimonia y la prosa sobrada y simplona que utilizó para explicar lo acontecido puso los pelos de punta a los obispos, policías y funcionarios del gobierno que hasta allí se hicieron presente para conseguir su relato de primera mano. Juan Aguirre había sido abducido por un platillo volador, delante de una multitud y quedó filmado en todos los noticiarios. Como en la peor película de clase B de los años sesenta, una luz cónica emitida desde el centro de un objeto esférico y chato lo arrastró hacia arriba hasta que desapareció de la vista de todos. El haz amarillo se concentró solo sobre él dejando de lado los miles de manifestantes que en ese momento protestaban contra el anuncio de un Papa rojo. Algunas profecías hablaban de que en algún momento aparecería uno negro y q...
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Mostrando entradas de diciembre, 2017
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Desbordados por lo absurdo de la situación, los bomberos alcanzaron a vaciar un tanque completo de agua antes de detenerse a considerar que la probabilidad de apagar aquel fuego era cuanto menos, escasa. El sol del mediodía arrojaba una luminosidad feroz. Un carro, seis hombres y tres mangueras. Una sirena y muchos curiosos. En frente, un búfalo en llamas. Corría como enajenado de un lado a otro intentando escapar tanto del fuego que quemaba su piel como del agua que los bomberos intentaban sin éxito arrojarle. En su trayecto errático, impulsado por el ciego deseo de vivir y sin rumbo alguno, se estrellaba contra el alambrado y golpeaba los árboles mientras exhalaba un aliento a muerte y dolor. Podía haber sido gracioso por lo ridículo si el dolor de la bestia no hubiese sido real. Los hombres corrían de un lado a otro mientras evitaban los embistes de cuadrúpedo y así parecía más un juego de escape que la horrenda situación de impotencia que sentían todos. Cuando fueron llamados a...
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El suicidio colectivo de los mandriles en la costa este de Anforia fue relevado como un caso de posesión diabólica de un primate y posiblemente el primero en su caso en ser aceptado por la Iglesia católica. Desde que el párroco de campaña de la región, el cura Oóngo Pablaeeta se comunicó con el equipo de prelados del Vaticano, la noticia corrió como un reguero entre la comunidad religiosa. Ligado por la tradición al origen del clan, el mandril de la región era considerado por los locales como un animal sagrado. Deambulaban solos por los pueblos e interactuaban con sus habitantes que les daban comida y los acomodaban en sus cabañas para que durmieran. El mes de enero se caracteriza por el intenso calor y los animales buscan refugio cerca de las palmeras que los lugareños usan para cobijarse. En tiempos remotos el mandril Undan había creado a los Anatoletas desde su cielo verde oscuro y los declaró sus hijos bendecidos. El pueblo anatoleta se consideró a sí mismo el verdadero y úni...