Por la forma de iniciar aquella conversación, Peter Knoxwille sospechó de que se trataba de un engaño. No era particularmente suspicaz pero había desarrollado a lo largo de su extensa actividad como librero, una cierta intuición para detectar estafadores, charlatanes y perdidos que buscaban su suerte a través de la mentira y la traición.
El hombre que le hablaba con entusiasmo ciego no paraba de gesticular, apoyando y afirmando sus palabras con ademanes intenso y seguramente estudiados, o eso al menos pensó Peter.
El tema en cuestión era tan simple como seguro el engaño. Recolectaba fondos para la construcción de una improbable represa que salvaría al pueblo de la -según él- inevitable inundación, fruto de un crecimiento anormal del río.
Peter lo escuchaba con atención, más que nada para detectar en que momento el desconocido parlanchín se iba a equivocar.
Pero Jeremy Lazlo Topper, así se presentó el hombre continuó con un entusiasmo inacabable a tal punto que llegó a atrapar un poco la atención de Peter.
-La idea es la siguiente -dijo- Volamos con dinamita la parte alta del cerro Uru y con la caída de las piedras hacia el fondo del valle armamos una especie de corral, luego preparamos entre todos una argamasa y rellenamos los huecos para que el agua no filtre. Una vez hecho esto, tensamos unas sogas de cáñamo y tripa de cordero y las enlazamos a los árboles grandes del costado del río, de modo de tener un eje para hacer un puente de emergencia-
Peter lo interrumpió entre interesado y molesto por estarlo -Pero dígame, Sr. Topper...
-Lazlo Topper- intervino Jeremy - Es un apellido de doble: Lazlo y Topper- concluyó
-Está bien Sr. Lazlo Topper - quiero saber para que quiere usted el dinero si esto lo podemos hacer entre todos si es que efectivamente fuese necesario, cosa que no lo es, o al menos no parece serlo.
- El dinero es para mí, caballero- Soy un profeta y un hombre de bien, y uno tiene que comer también-dijo con la mayor dignidad- - ¿Acaso usted trabaja gratis? - remató Jeremy
-No claro que no - se defendió Peter - pero yo no voy por ahí prediciendo catástrofes y ofreciendo soluciones incomprobables - Peter sintió que había clavado profunda la daga de la inteligencia.
-¿Incomprobables? ¿Dijo usted incomprobables? - Jeremy parecía realmente ofendido - ¿Acaso se cree usted que soy un improvisado, un chapucero o un malandrín? -remató con furia -
Jeremy dio media vuelta y se marchó. Peter no lo sintió, incluso se había sentido algo tonto por creer en el absurdo cuento del señor de los dos apellidos.
Una semana más tarde una inmensa inundación, fruto de lluvias torrenciales y atípicas, inundó la región, dejando la muerte y la miseria. Un solo hombre sobrevivió por encontrarse en ese momento pescando y por lo tanto embarcado. Peter contempló con horror la desgracia que él podría haber evitado con solo haber escuchado a Jeremy.
WELLES ARNAN, 1923 "TRAGEDIAS DE ENCANTO" (Ed. John Wieux)
El hombre que le hablaba con entusiasmo ciego no paraba de gesticular, apoyando y afirmando sus palabras con ademanes intenso y seguramente estudiados, o eso al menos pensó Peter.
El tema en cuestión era tan simple como seguro el engaño. Recolectaba fondos para la construcción de una improbable represa que salvaría al pueblo de la -según él- inevitable inundación, fruto de un crecimiento anormal del río.
Peter lo escuchaba con atención, más que nada para detectar en que momento el desconocido parlanchín se iba a equivocar.
Pero Jeremy Lazlo Topper, así se presentó el hombre continuó con un entusiasmo inacabable a tal punto que llegó a atrapar un poco la atención de Peter.
-La idea es la siguiente -dijo- Volamos con dinamita la parte alta del cerro Uru y con la caída de las piedras hacia el fondo del valle armamos una especie de corral, luego preparamos entre todos una argamasa y rellenamos los huecos para que el agua no filtre. Una vez hecho esto, tensamos unas sogas de cáñamo y tripa de cordero y las enlazamos a los árboles grandes del costado del río, de modo de tener un eje para hacer un puente de emergencia-
Peter lo interrumpió entre interesado y molesto por estarlo -Pero dígame, Sr. Topper...
-Lazlo Topper- intervino Jeremy - Es un apellido de doble: Lazlo y Topper- concluyó
-Está bien Sr. Lazlo Topper - quiero saber para que quiere usted el dinero si esto lo podemos hacer entre todos si es que efectivamente fuese necesario, cosa que no lo es, o al menos no parece serlo.
- El dinero es para mí, caballero- Soy un profeta y un hombre de bien, y uno tiene que comer también-dijo con la mayor dignidad- - ¿Acaso usted trabaja gratis? - remató Jeremy
-No claro que no - se defendió Peter - pero yo no voy por ahí prediciendo catástrofes y ofreciendo soluciones incomprobables - Peter sintió que había clavado profunda la daga de la inteligencia.
-¿Incomprobables? ¿Dijo usted incomprobables? - Jeremy parecía realmente ofendido - ¿Acaso se cree usted que soy un improvisado, un chapucero o un malandrín? -remató con furia -
Jeremy dio media vuelta y se marchó. Peter no lo sintió, incluso se había sentido algo tonto por creer en el absurdo cuento del señor de los dos apellidos.
Una semana más tarde una inmensa inundación, fruto de lluvias torrenciales y atípicas, inundó la región, dejando la muerte y la miseria. Un solo hombre sobrevivió por encontrarse en ese momento pescando y por lo tanto embarcado. Peter contempló con horror la desgracia que él podría haber evitado con solo haber escuchado a Jeremy.
WELLES ARNAN, 1923 "TRAGEDIAS DE ENCANTO" (Ed. John Wieux)