La teletransportación es cuestión de comprensión y dedicación.
Primeramente deben saber que no están en un lugar sino que son un elemento flotante, un punto de luz en un espacio dado.
Esto no es fácil de comprender. Ayuda que se visualicen como una vela prendida en un espacio oscuro. Quizás les convenga quemarse con un pequeño fuego y dejar que la cicatriz haga su mágico efecto en vuestra memoria emotiva y sensible. Cuanto más duela, mejor.
Hemos venido desde muy lejos, más allá de las estrellas conocidas para indicarles el camino hacia otra forma de viajar.
Así que escuchen atentamente, tanto como puedan.
Si pretenden disolver sus cuerpos en las brumas del éter debe hacer una copia de resguardo: un segundo fuego, otra vela encendida.
La materia se compone de luz y la luz es una potencia fotónica. Su alcance es para ustedes terrestres, inimaginable.
La luz cura, la luz crea vida y la luz permanece en el campo neutro del mundo invisible, es decir, en casi todos los rincones del universo existe una luz.
Ustedes preguntarán porque entonces se ve oscuro el espacio. Pues bien, el espacio es una construcción de la dialéctica de los hombres.
No hay tal espacio, ni hay tampoco algo parecido a la nada.
La ausencia de luz es solo olvido, un entre acto dividido en partes proporcionales de canales de pulsos que ascienden como llamas crepitantes,
En el devenir de las existencias los órganos sensibles tuvieron que ordenarse de una manera funcional al protoplasma y su código de acción es la supresión.
Dejar de percibir para poder adaptarse, esa es la magia de las creaturas naturales. Cuanto menos perciben, más viven y así el ser humano se ganó un lugar en el mundo de los vivos y en el de los ciegos. Tomemos las rocas por ejemplo, ellas perciben aún menos y como recompensa existen por tiempos muy largos.
Así entonces, recuerden que necesitan vislumbrar sus pasos como portadores de una vela encendida y así podrán reestructurar una segunda vela en el lugar a donde quieran teletransportarse.
Es tan sencillo que nos parece incluso gracioso que tengamos que explicarlo porque está allí, a la vista de todos.
Los órganos vitales fluctúan entre la inercia y la explosión y así, conforme al ritmo eterno de los segmentos enfrentados las micro partículas que ustedes llaman átomos, neutrones, protones y bosones bailan en el inacabable latir del universo.
Prosigamos. Como sabrán, los nervios ópticos están ligados al cerebro de una manera doble, por un lado funcionan como antenas de calibración y cálculo para el cerebro y por otro arman el entramado de lo que ustedes llaman imaginación que no es otra cosa que una sucesión frenética de materia oscura en estado de transmutación permanente.
Titilan a una velocidad de millones de golpes por milésima de segundo produciendo el efecto adormecedor y analgésico que han buscado desde siempre.
Por alguna extraña razón, sus antenas han sido re orientadas y sintonizadas con canales a los que ni siquiera nosotros podemos acceder.
Y aunque somos inmortales en cierto sentido, nuestra fuerza es también nuestro limitante.
Acabamos con las irrisorias dudas de la vida como un particular y pudimos remontarnos por las estrellas viajando en segundos para conocer cada rincón del cosmos pero aún así no conocemos ni entendemos vuestra fascinación por ese contacto con lo que llaman divinidad.
Dicho esto, continuemos nuestra preparación para llegar a lejanos planetas en cuestión de instantes.
Antes de partir, deben dejar todo lo que los apesadumbra de manera culposa, ansiosa o recurrente.
Los pasajes por los que tienen que pasar no permiten esa pesada carga y cualquiera que lo intente será destruido en el acto y en forma mecánica por el mismo sistema de representación que mantiene la balanza térmica de todo el sistema.
La génesis y la apoteosis de todo el conjunto representa una forma de calcular las probabilidades de fusión con la escalera virtual que es como un canal o tubo.
Deben tirarse dentro del cilindro para reconfigurarse de nuevo en el lugar de llegada.
Es muy fácil una vez que pierdan ese miedo arcaico a dejar de ser. Sus caras, sus cuerpos, sus señas particulares se disolverán en un líquido de sal y alcalino.
Podrán sin embargo, conservar su estructura ósea como un código de resolución algebraico con el que bajo ciertas circunstancias podrán reconstituirse y llegar a destino.
Seamos claros: cuando lleguen, ya no serán humanos. Lo cual ni siquiera es un problema dado que en realidad tampoco son solamente esa masa de protoplasma que conocen frente a sus espejos.
Tampoco crean que asumirán nuevas formas.
Depende del lugar de arribo quizás ni siquiera haya formas. Hay consciencias gaseosas cuyos límites físicos no existen como ustedes los conocen. Viven todos en una gran nube, ellos son la gran nube, uno es todos y cada uno abarca al resto. En aquellos lugares tampoco hay una tierra para pisar ni un sol al que mirar, sencillamente son todos todo. Se comunican por pulsos eléctricos que rebotan en las seres como notas musicales y forman una unidad que como un eco retumba para siempre en ellos mismos.
Hay lugares sin movimiento. La quietud absoluta comparable las montañas más antiguas de su mundo. Incluso la oscuridad y la luz se han fusionado y son una masa homogénea de meta materia condensada sin fisuras, sin espacios y sin el mínimo intersticio cosa que parece imposible pero en ese universo es factible. Si alguno de ustedes llegara a viajar hasta allí, sucedería que al comienzo sentirían pánico por el deseo muy humano de moverse. Pues bien, allí no hay tal necesidad. Todo es compresión viviente.
Existe un espacio cargado de pequeñas bolitas de plasma. En ese lugar los seres son divergentes. Toda su existencia consiste en inflamar nuevas partes del universo y así sus pensamientos se distribuyen de una manera ordenada y radial, como un campo de fractales.
En un tiempo corrido del centro, se halla la famosa zona de las fibras de hierro. Los seres de ese período (porque viven atascados en una espacio temporal sin salida) las consciencias de alinean como campos genéticos y giran en el espacio formando nuevas estructuras imantadas. Unidas entre sí por la fuerza electromagnética se retuercen sin cesar columpiándose indefinidamente, creciendo y creciendo. Nosotros los llamamos los garibatíes porque son muy simpáticos y juguetones.
Pero hay que tener cuidado. También existe los espectros de los caminos, seres que absorben la luz de vuestras velas. Son como espías de un reino mayor cuyo jefe es bastante siniestro y se solaza con la muerte. Se dedican a rallar los caminos, rasgarlos hasta romperlos para que los intrépidos viajeros desprevenidos se tuerzan algún miembro o algún pensamiento y queden atrapados como en su planeta hacen las criaturas de ocho patas con las que vuelan.
Quedan atrapados allí los que no logran diferenciar su vela prendida de sus recuerdos de la materia del mundo al que pertenecieron.
Por eso, repito, deben practicar mucho.
No crean que la dificultad es para todos igual. Es en especial porque ustedes aún tienen un hilo que los adhiere al cuerpo. Es plateado y brillante y algunos de sus congéneres lo ha visto. Eso crea un verdadero enjambre que suele enmarañarse y terminan confundidos y perdidos.
Como les contábamos antes, nosotros no poseemos ninguna conexión con los otros planos.
No conocemos ni comprendemos lo que ustedes llaman dioses. Esa pequeña diferencia es la que nos permite viajar sin temor.
Practiquen y muy pronto les enviaremos más instrucciones.
ETIMODORO DE SÉNESIS & LUDWIG HEREINN, 2012 "RECETAS PARA LA TELETRANSPORTACÍON" (Ed. Syyx)
Primeramente deben saber que no están en un lugar sino que son un elemento flotante, un punto de luz en un espacio dado.
Esto no es fácil de comprender. Ayuda que se visualicen como una vela prendida en un espacio oscuro. Quizás les convenga quemarse con un pequeño fuego y dejar que la cicatriz haga su mágico efecto en vuestra memoria emotiva y sensible. Cuanto más duela, mejor.
Hemos venido desde muy lejos, más allá de las estrellas conocidas para indicarles el camino hacia otra forma de viajar.
Así que escuchen atentamente, tanto como puedan.
Si pretenden disolver sus cuerpos en las brumas del éter debe hacer una copia de resguardo: un segundo fuego, otra vela encendida.
La materia se compone de luz y la luz es una potencia fotónica. Su alcance es para ustedes terrestres, inimaginable.
La luz cura, la luz crea vida y la luz permanece en el campo neutro del mundo invisible, es decir, en casi todos los rincones del universo existe una luz.
Ustedes preguntarán porque entonces se ve oscuro el espacio. Pues bien, el espacio es una construcción de la dialéctica de los hombres.
No hay tal espacio, ni hay tampoco algo parecido a la nada.
La ausencia de luz es solo olvido, un entre acto dividido en partes proporcionales de canales de pulsos que ascienden como llamas crepitantes,
En el devenir de las existencias los órganos sensibles tuvieron que ordenarse de una manera funcional al protoplasma y su código de acción es la supresión.
Dejar de percibir para poder adaptarse, esa es la magia de las creaturas naturales. Cuanto menos perciben, más viven y así el ser humano se ganó un lugar en el mundo de los vivos y en el de los ciegos. Tomemos las rocas por ejemplo, ellas perciben aún menos y como recompensa existen por tiempos muy largos.
Así entonces, recuerden que necesitan vislumbrar sus pasos como portadores de una vela encendida y así podrán reestructurar una segunda vela en el lugar a donde quieran teletransportarse.
Es tan sencillo que nos parece incluso gracioso que tengamos que explicarlo porque está allí, a la vista de todos.
Los órganos vitales fluctúan entre la inercia y la explosión y así, conforme al ritmo eterno de los segmentos enfrentados las micro partículas que ustedes llaman átomos, neutrones, protones y bosones bailan en el inacabable latir del universo.
Prosigamos. Como sabrán, los nervios ópticos están ligados al cerebro de una manera doble, por un lado funcionan como antenas de calibración y cálculo para el cerebro y por otro arman el entramado de lo que ustedes llaman imaginación que no es otra cosa que una sucesión frenética de materia oscura en estado de transmutación permanente.
Titilan a una velocidad de millones de golpes por milésima de segundo produciendo el efecto adormecedor y analgésico que han buscado desde siempre.
Por alguna extraña razón, sus antenas han sido re orientadas y sintonizadas con canales a los que ni siquiera nosotros podemos acceder.
Y aunque somos inmortales en cierto sentido, nuestra fuerza es también nuestro limitante.
Acabamos con las irrisorias dudas de la vida como un particular y pudimos remontarnos por las estrellas viajando en segundos para conocer cada rincón del cosmos pero aún así no conocemos ni entendemos vuestra fascinación por ese contacto con lo que llaman divinidad.
Dicho esto, continuemos nuestra preparación para llegar a lejanos planetas en cuestión de instantes.
Antes de partir, deben dejar todo lo que los apesadumbra de manera culposa, ansiosa o recurrente.
Los pasajes por los que tienen que pasar no permiten esa pesada carga y cualquiera que lo intente será destruido en el acto y en forma mecánica por el mismo sistema de representación que mantiene la balanza térmica de todo el sistema.
La génesis y la apoteosis de todo el conjunto representa una forma de calcular las probabilidades de fusión con la escalera virtual que es como un canal o tubo.
Deben tirarse dentro del cilindro para reconfigurarse de nuevo en el lugar de llegada.
Es muy fácil una vez que pierdan ese miedo arcaico a dejar de ser. Sus caras, sus cuerpos, sus señas particulares se disolverán en un líquido de sal y alcalino.
Podrán sin embargo, conservar su estructura ósea como un código de resolución algebraico con el que bajo ciertas circunstancias podrán reconstituirse y llegar a destino.
Seamos claros: cuando lleguen, ya no serán humanos. Lo cual ni siquiera es un problema dado que en realidad tampoco son solamente esa masa de protoplasma que conocen frente a sus espejos.
Tampoco crean que asumirán nuevas formas.
Depende del lugar de arribo quizás ni siquiera haya formas. Hay consciencias gaseosas cuyos límites físicos no existen como ustedes los conocen. Viven todos en una gran nube, ellos son la gran nube, uno es todos y cada uno abarca al resto. En aquellos lugares tampoco hay una tierra para pisar ni un sol al que mirar, sencillamente son todos todo. Se comunican por pulsos eléctricos que rebotan en las seres como notas musicales y forman una unidad que como un eco retumba para siempre en ellos mismos.
Hay lugares sin movimiento. La quietud absoluta comparable las montañas más antiguas de su mundo. Incluso la oscuridad y la luz se han fusionado y son una masa homogénea de meta materia condensada sin fisuras, sin espacios y sin el mínimo intersticio cosa que parece imposible pero en ese universo es factible. Si alguno de ustedes llegara a viajar hasta allí, sucedería que al comienzo sentirían pánico por el deseo muy humano de moverse. Pues bien, allí no hay tal necesidad. Todo es compresión viviente.
Existe un espacio cargado de pequeñas bolitas de plasma. En ese lugar los seres son divergentes. Toda su existencia consiste en inflamar nuevas partes del universo y así sus pensamientos se distribuyen de una manera ordenada y radial, como un campo de fractales.
En un tiempo corrido del centro, se halla la famosa zona de las fibras de hierro. Los seres de ese período (porque viven atascados en una espacio temporal sin salida) las consciencias de alinean como campos genéticos y giran en el espacio formando nuevas estructuras imantadas. Unidas entre sí por la fuerza electromagnética se retuercen sin cesar columpiándose indefinidamente, creciendo y creciendo. Nosotros los llamamos los garibatíes porque son muy simpáticos y juguetones.
Pero hay que tener cuidado. También existe los espectros de los caminos, seres que absorben la luz de vuestras velas. Son como espías de un reino mayor cuyo jefe es bastante siniestro y se solaza con la muerte. Se dedican a rallar los caminos, rasgarlos hasta romperlos para que los intrépidos viajeros desprevenidos se tuerzan algún miembro o algún pensamiento y queden atrapados como en su planeta hacen las criaturas de ocho patas con las que vuelan.
Quedan atrapados allí los que no logran diferenciar su vela prendida de sus recuerdos de la materia del mundo al que pertenecieron.
Por eso, repito, deben practicar mucho.
No crean que la dificultad es para todos igual. Es en especial porque ustedes aún tienen un hilo que los adhiere al cuerpo. Es plateado y brillante y algunos de sus congéneres lo ha visto. Eso crea un verdadero enjambre que suele enmarañarse y terminan confundidos y perdidos.
Como les contábamos antes, nosotros no poseemos ninguna conexión con los otros planos.
No conocemos ni comprendemos lo que ustedes llaman dioses. Esa pequeña diferencia es la que nos permite viajar sin temor.
Practiquen y muy pronto les enviaremos más instrucciones.
ETIMODORO DE SÉNESIS & LUDWIG HEREINN, 2012 "RECETAS PARA LA TELETRANSPORTACÍON" (Ed. Syyx)