No hay remedio contra la maldad ni antídoto contra sus efectos aunque es de se suponer que tampoco los hay para su opuesto, por lo que es dable presumir que así como una rueda que gira muda en el vacío, ambas se anulan y se potencian a la vez y para siempre, dejando al universo desamparado de intromisiones a la espera de que nosotros, pequeñas hormiguitas del gran concierto de la vida, carguemos nuestra cruz de hierro, madera o sangre y nos entreguemos a la difícil y acaso insegura elección para dejar un rastro ante el guiño del ojo divino.
MARCEL LIEBENSTRAUM, 1999 "CANTOS PARA LA MUERTE" (Ed. Salvatti)
MARCEL LIEBENSTRAUM, 1999 "CANTOS PARA LA MUERTE" (Ed. Salvatti)