SEPARADOS DE LA TIERRA, ALGUNOS ÁNGELES COMENZARON A DUDAR ENTRE VOLVER AL CIELO O SUMERGIRSE EN LA MATERIA. HICIERON UN CONCILIO Y DISCUTIERON DURANTE ALGUNOS SIGLOS. DECIDIDOS POR FIN, TOMARON CORAJE Y LE COMUNICARON AL PADRE CELESTIAL SU INTENCIÓN DE IR A VIVIR A LA TIERRA. EL TODOPODEROSO SONRIÓ COMO DE COSTUMBRE, LOS BENDIJO Y ELLOS PARTIERON RAUDAMENTE. CUANDO LLEGARON ENCONTRARON UN ENORME ESPACIO DESHABITADO, OSCURO Y FRÍO. YA NO HABÍA TIERRA, SOLO UN ENORME AGUJERO CÓSMICO EN DONDE ALGUNA VEZ HUBO UN PLANETA. UN RAYO DE IRA INVADIÓ SUS HASTA AHORA PUROS CORAZONES Y CONOCIERON EL DOLOR, LA VERGÜENZA Y LA CULPA. QUERÍAN SABER Y CONOCER EL SUFRIMIENTO DE LOS MORTALES Y LO CONSIGUIERON. AHORA VAGAN COMO ALMAS ERRANTES SIN HORIZONTE Y SIN META.

(LOS CÁIDOS, WILFRED RENNINGER, 1912)

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