UN BLANCO CARDUMEN FLOTA POR EL OCÉANO APENAS POR SOBRE LAS OLAS. CABALGAN SOBRE MANTARAYAS LAS DELFINAS DEL ÉTER. YA NADIE ESPERA QUE SE ABRACEN O QUE LLOREN. A VECES HACE FRÍO Y SE OLVIDAN DE SU CONDICIÓN.
SUS VOCES AGUDAS RESUENAN COMO FLAUTAS DE ACERO Y LA VERGÜENZA CAE COMO GOTAS DE PLATA DE SUS FRENTES DISPERSANDO SUS CENIZAS COMO PÁLIDOS REFLEJOS DE UN CIELO OLVIDADO.
ELLAS MURMURAN
(XINTO, LIBRO DE ORO HUAI-TO, 332 AC)