La anciana creía que la peste había sido erradicada. Salió de su pequeña y rosada casa para comprar peras y guindas. A los pocos metros un grupo de seres espantosos la atacó con fiereza. Entes de tres cabezas y quince ojos, lenguas largas como corbatas y ampollas verdes que supuraban idiotez. Se había equivocado, la oscuridad disfrazada de mutación apenas había dado sus primeros pasos. Sin embargo los años le habían enseñado que aún en tiempos de amor convenía llevar un arma cargada. Y la usó. Los restos de las extrañas mutaciones se esparcieron por el bosque y la buena señora no dudó en rematarlos en el piso con ganas.

AKAMI MARAHOURAI, 1956 "TIEMPOS OPACOS" Ed. YAMAHOI

Entradas populares de este blog