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Mostrando entradas de abril, 2013
Maravillas con sabor a frutilla. Encantos amarillos brillantes flotan en el aire liviano de la tarde. El encuentro entre los soldados de la montaña y los visitantes de la noche se preveía como una danza de mil muertes. Ambos ejércitos eran inmensos. Era casi como una batalla final por el predominio y la supervivencia. Los aromas a miel silvestre y a flores templaban la sangre de los combatientes de una manera extraña. El ocaso se acercaba y ya nadie era inocente. Los soldados de la montaña eran hijos de las cuevas, vivían en las oscuras cavernas y apenas si conocían la luz del sol. Pálidos y fuertes como el diamante, sus ojos brillaban con la intensidad de estrellas condensadas. Sus huesos eran fuertes como el más raro metal y su delgada piel refractaria a la luz. Parecían brillar. El origen de los visitantes de la noche era desconocido . Ni siquiera ellos lo sabían aunque se referían a sí mismos como extraños a la tierra. Sus rasgos eran marcados, ojos rasgados con un iris i...
La teletransportación es cuestión de comprensión y dedicación. Primeramente deben saber que no están en un lugar sino que son un elemento flotante, un punto de luz en un espacio dado. Esto no es fácil de comprender. Ayuda que se visualicen como una vela prendida en un espacio oscuro. Quizás les convenga quemarse con un pequeño fuego y dejar que la cicatriz haga su mágico efecto en vuestra memoria emotiva y sensible. Cuanto más duela, mejor. Hemos venido desde muy lejos, más allá de las estrellas conocidas para indicarles el camino hacia otra forma de viajar. Así que escuchen atentamente, tanto como puedan. Si pretenden disolver sus cuerpos en las brumas del éter debe hacer una copia de resguardo: un segundo fuego, otra vela encendida. La materia se compone de luz y la luz es una potencia fotónica. Su alcance es para ustedes terrestres, inimaginable. La luz cura, la luz crea vida y la luz permanece en el campo neutro del mundo invisible, es decir, en casi todos los rincones del ...
No sabemos lo que nos aguarda en las profundidades de la noche. Desconocemos el tamaño de la avaricia de sus habitantes. Apenas si intuimos su aliento espectral, su mirada aterradora, sus movimientos desconcertantes. Desde antes de que se contaran los siglos, han existido, ocultos a la luz, recubiertos con agrio estiércol pegajoso y húmedo, sin más noción de existir que la que tienen las piedras de los volcanes. Solo la abundante y lujuriosa percepción de un todo completo de humedad ardiente y estallidos de cera líquida que hace vibrar sus entrañas de peste y veneno. Allí, en las nieves sin derretir, entre el acero sin forjar, divididos entre la espera y el hedor de mil años que suman mil muertes, viven o mueren sin entender la diferencia y sin interés en conocerla. Solo comer. Alimentarse de algo o de alguien. Caminar sobre cadáveres aún burbujeantes de vida. No hay tanto mal como el que hierve en las entrañas de nuestras desilusiones. Un amargo resabio de tumbas pasadas por l...
Llegar a lograr que quien resulte designado comprenda la complejidad implícita en el ordenamiento de aquellas circunstancias era de máxima importancia a la hora de contratar al asesino. La razón central no era tanto que el sicario en cuestión fuera a ser extremadamente especial sino más bien que debía pertenecer a un tipo muy particular de individuo: ser ciego, sordo y mudo. Por supuesto que habían pensado en opciones y la más obvia y habitual en aquellos casos era mandar a matar a al matador. Sabían sin embargo que era entrar en una cadena compleja con demasiados eslabones en una misma cadena y que tarde o temprano deberían hacer lo mismo con éste y así hasta el infinito. No era que les preocupara la sangre derramada pero sí en cambio les preocupaba la prensa y por supuesto los costos. Matar a un premio Nobel podía ser un tanto complejo en aquellas circunstancias. Ladislao Gonnerman había desarrollado su teoría de la "nada aparente" como una formulación teórica usando...
La llamaban la casa de los posesos . Aunque en realidad solo era un ala dentro del convento de San LeGuine de Frers a cargo de las hermanas de la caridad. Luego de ochocientos años de convocar a las pobres almas infectadas por el aliento del malísimo, el nombre parecía adecuado y así lo continúan llamando hasta el día de hoy. Se llegaba allí únicamente por encargo directo del exorcista mayor, el padre Rafael Burotto. Para ello los candidatos debían pasar algunos test particularmente intrincados. Cuando una familia traía a alguien al que creían poseído por algún ente maligno debían dejar un depósito en dinero o bienes o en caso de ser pobres debían firmar una cesión de derechos. Las pruebas consistían en una serie de acciones consistentes en tres pasos. Una de las cuestiones centrales era saber si de verdad el individuo se hallaba en manos del demonio o de alguien de su legión o si simplemente era un neurótico, un ego maníaco o un bobo. Para ello se le mostraban una serie de ele...