Llegar a lograr que quien resulte designado comprenda la complejidad implícita en el ordenamiento de aquellas circunstancias era de máxima importancia a la hora de contratar al asesino.
La razón central no era tanto que el sicario en cuestión fuera a ser extremadamente especial sino más bien que debía pertenecer a un tipo muy particular de individuo: ser ciego, sordo y mudo.
Por supuesto que habían pensado en opciones y la más obvia y habitual en aquellos casos era mandar a matar a al matador.
Sabían sin embargo que era entrar en una cadena compleja con demasiados eslabones en una misma cadena y que tarde o temprano deberían hacer lo mismo con éste y así hasta el infinito.
No era que les preocupara la sangre derramada pero sí en cambio les preocupaba la prensa y por supuesto los costos.
Matar a un premio Nobel podía ser un tanto complejo en aquellas circunstancias.
Ladislao Gonnerman había desarrollado su teoría de la "nada aparente" como una formulación teórica usando el lenguaje de las matemáticas. El descubrimiento era tan maravilloso como sencilla su ecuación. Era, de hecho tan simple que todos se preguntaban como es que a nadie se le había ocurrido antes.
Incluso tuvo el descaro de publicar su fórmula en la revista científica de la asociación.
"Asignemos un valor de menos cero a una estructura elástica. Integremos las partículas de iodo, cromo y molibdeno forzando la fisión en sus estructuras. Si se calienta a más de trescientos grados dentro de un vidrio térmico, veremos que comienzan a tornarse azules y de a poco viran hacia el magenta, por lo que parecerá una hermosa estructura tornasolada. Fíjense, que de esta manera hemos logrado que un valor dado, se transforme en un elemento divido por las partículas integradas. Esta masa homogénea no solo ya no se parece en nada a sus fuentes originales sino que se nos devela como una matriz oleosa y brillante. Esto es lo que llamamos el "elemento disyuntivo". Para que efectivamente nuestra nueva materia coagule, debemos inmediatamente sumergirla en una cámara de frío de menos cien grados. Ahora vean, uno pensaría, los gases quedarían confinados dentro del espacio sellado y lo que ocurre es justamente lo contrario: el elemento aparentemente descartado ¡aparece por fuera del campo perceptivo de los sentidos! Por si no queda claro: logramos hacer desaparecer un objeto a un costo parecido de hacer un asado"
Luego que esta nota se replicara en todos los medios del mundo, el efecto fue catastrófico. Cualquier pensador más o menos informado sabía que toda la ciencia se estaba cayendo a pedazos. Significaba en términos lisos y llanos que los pasos siguientes serían la antimateria, la levitación, la tele-transportación y los viajes en el tiempo. Y todo esto a un precio tan ínfimo que haría que el mundo capitalista no solo sucumbiría sino que se sus mismas estructuras se derretirían hasta ser totalmente inservibles. Y lo que era en realidad el nudo del asunto, casi todas la empresas del mundo quebrarían en menos de tres meses.
Al final el proceso era parecido a forjar una espada, fuego y agua frío, paciencia y tiempo.
Y el mundo cambiaría para siempre.
Eso no se podía permitir.
El asesino debía matar a Ladislao y luego al ser capturado ser inútil como testigo.
TORMUND NEFFESTEHM, 2005 "ASESINOS DE YUTE" (Ed. Loomarg & Wandeel)
La razón central no era tanto que el sicario en cuestión fuera a ser extremadamente especial sino más bien que debía pertenecer a un tipo muy particular de individuo: ser ciego, sordo y mudo.
Por supuesto que habían pensado en opciones y la más obvia y habitual en aquellos casos era mandar a matar a al matador.
Sabían sin embargo que era entrar en una cadena compleja con demasiados eslabones en una misma cadena y que tarde o temprano deberían hacer lo mismo con éste y así hasta el infinito.
No era que les preocupara la sangre derramada pero sí en cambio les preocupaba la prensa y por supuesto los costos.
Matar a un premio Nobel podía ser un tanto complejo en aquellas circunstancias.
Ladislao Gonnerman había desarrollado su teoría de la "nada aparente" como una formulación teórica usando el lenguaje de las matemáticas. El descubrimiento era tan maravilloso como sencilla su ecuación. Era, de hecho tan simple que todos se preguntaban como es que a nadie se le había ocurrido antes.
Incluso tuvo el descaro de publicar su fórmula en la revista científica de la asociación.
"Asignemos un valor de menos cero a una estructura elástica. Integremos las partículas de iodo, cromo y molibdeno forzando la fisión en sus estructuras. Si se calienta a más de trescientos grados dentro de un vidrio térmico, veremos que comienzan a tornarse azules y de a poco viran hacia el magenta, por lo que parecerá una hermosa estructura tornasolada. Fíjense, que de esta manera hemos logrado que un valor dado, se transforme en un elemento divido por las partículas integradas. Esta masa homogénea no solo ya no se parece en nada a sus fuentes originales sino que se nos devela como una matriz oleosa y brillante. Esto es lo que llamamos el "elemento disyuntivo". Para que efectivamente nuestra nueva materia coagule, debemos inmediatamente sumergirla en una cámara de frío de menos cien grados. Ahora vean, uno pensaría, los gases quedarían confinados dentro del espacio sellado y lo que ocurre es justamente lo contrario: el elemento aparentemente descartado ¡aparece por fuera del campo perceptivo de los sentidos! Por si no queda claro: logramos hacer desaparecer un objeto a un costo parecido de hacer un asado"
Luego que esta nota se replicara en todos los medios del mundo, el efecto fue catastrófico. Cualquier pensador más o menos informado sabía que toda la ciencia se estaba cayendo a pedazos. Significaba en términos lisos y llanos que los pasos siguientes serían la antimateria, la levitación, la tele-transportación y los viajes en el tiempo. Y todo esto a un precio tan ínfimo que haría que el mundo capitalista no solo sucumbiría sino que se sus mismas estructuras se derretirían hasta ser totalmente inservibles. Y lo que era en realidad el nudo del asunto, casi todas la empresas del mundo quebrarían en menos de tres meses.
Al final el proceso era parecido a forjar una espada, fuego y agua frío, paciencia y tiempo.
Y el mundo cambiaría para siempre.
Eso no se podía permitir.
El asesino debía matar a Ladislao y luego al ser capturado ser inútil como testigo.
TORMUND NEFFESTEHM, 2005 "ASESINOS DE YUTE" (Ed. Loomarg & Wandeel)