Los penitentes de la actualidad y los osados criminales de siempre tienen mucho en común. 
Ambos y por los mismos motivos han decidido que la vida así como está planteada vendría a ser como un error, un subproducto de la civilización sin más sentido que la incesante repetición de la nada, un arrebato momentáneo de ideas y costumbres. O un capricho de los dioses.
Las dos especies también coinciden en que no hay solución, que es vano el intento de habitar la experiencia del momento y que en cambio existiría un eje distinto, un fragmento del todo que puede ser recortado y manipulado a gusto como si se tratara de quitar la cáscara a un queso y quedarse con el centro más sabroso y blando.
Probablemente tengan razón en que la realidad no pareciera favorecer una mirada amable o piadosa sobre nuestra terrenal y pasajera existencia.
Sin embargo hay algo del orden de lo indómito que se expresa por la falta de juicio más que por el análisis sesudo de las circunstancias.
Como un emblema de adicción a lo intangible y anacrónico, se esbozan la curiosa -aunque nunca dicha con la claridad que correspondiera- idea de que ellos lo harían mejor. 
Así y según ellos, el mundo sería un lugar gobernado por innumerables idiotas que claramente no pueden y no deben seguir cumpliendo funciones.
Así, la respuesta natural a semejante planteo es sin duda la rebelión.
Aquellos cuyos corazones son de una formación blanda y naturalmente bondadosa se inclinan entonces a la plegaria, al ayuno y al tormento del cuerpo y del alma mientras los otros, enraizados en algún rencor lejano prefieren robar, lastimar, enajenar, arruinar, lastimar, desobedecer, odiar y escupir sobre todo y sobre todos." 

JOSEPH RIALTO, 1938 “SOBRE POLÍTICA LOCAL Y NUEVAS SECTAS” (Ed. Cuadernos de Sociedad)

Entradas populares de este blog