Hay quienes creen que sus dioses son más sagrados que los del prójimo. También existen aquellos que pasean sus creencias como perros lazarillos con el funesto propósito de hacerse pasar por ciegos.
En cada esquina existe un ser cruel y una mujer envenenada por sustancias creadas por los hombres. Hay lugares cuya infamia solo compite con la zoncera y al calor de la noche encienden hogueras para quemar vivas a las personas. Tanto espacio existe entre un humano y otro que podrían llenarse con galaxias completas y aún así encontrar un hueco interminable. El esmero con que se incrustan las pestilencias en la piel solo es comparable a la fuerza con que salen las palabras hirientes de las bocas agrias. El olvido es un bálsamo de difícil digestión pero efectivo y la suma de recuerdos borrados constituyen el estigma de los parásitos del corazón. En cada vacío se esconde un secreto, en toda vida una muerte. Para los dolidos y lacerados hay palabras que como ungüentos se adhieren a la carne. Por todas partes llueven los pedidos de firmeza, cautela y sobrada inteligencia mientras que las huestes del mal piden la sangre como moneda. Los asesinos tienen sus días y algunos incluso sienten remordimientos, otros en cambio se solazan en la contemplación de su obra. La oscuridad avanza y arrasa con todos y entre las piedras humeantes que conducen al sepulcro se alzan las figuras apenas visibles de los fallecidos en medio de la tempestad. El color del cielo es como el color de la bilis y en cada hongo, arbusto o yuyo se esconde la esencia de una pócima mortal o curadora. Para quienes se obstinan en huir hacia el costado tenebroso de la existencia también hay regalos: podredumbre y especias rancias, humo negro y piel descompuesta, hierro ardiente y eterna desazón.
El único espectro que navega las aguas de la inmunda incertidumbre contiene la respiración tres veces antes de dar un nombre y cuando lo hace alguien deja de existir. Nunca más se vuelve atrás, como corderitos del cielo, los especímenes de Cronos se abalanzan sobre los incautos y les sorben el jugo vital de su existencia. En la gran cacofonía del todo, hay quienes comen y quienes son comidos. La cadena de la eterna rueda que gira muda y ciega en el devenir, se compone del hastío, la desilusión y la infamia. Las mentiras cumplen la más noble labor para quien las predica con ganas ya que obturan la salida de la enfermedad, escondiendo sus úlceras y pústulas, en la enormidad de sus inacabables inventos. Todo se hunde en un mar calamitoso hacia las profundidades donde ya casi no hay vida y se aferran a la inexistencia los que fabulan y se engañan. Trasladan sus propias incertidumbres e incoherencias a las esferas de sus células y terminan creyendo sus propias insanas visiones.
El éter se llena de suciedad y la tierra se desparrama, seca y sin vida. Gusanos y moscas letales se arremolinan sobre los cadáveres aún frescos y reclaman su parte del botín. Implosiones y explosiones que se suceden a la par y en el mismo instante con el único propósito de confundir. Creadores de ilusiones, los afectados se ven girando en círculos alrededor de sí mismo, perdidos entre la negligencia y la adoración a la propia mirada, como un espejo que solo reflejara los rasgos más bellos descartando la descomposición permanente y cíclica de sus portadores. Odio y asco, Rabia espumosa que se transforma en la fría y retorcida calumnia. Todos los tiempos se paralizan en un mismo segundo y la única opción a la vista es la destrucción y el desconcierto. Para todos aquellos que han tenido la desgracia de caer en sus garras sepan que detrás de la médula de todos ellos, la serpiente se muerde la cola y queda presa de sus engaños. No desesperen, no hay lugar para los muertos en el reino de la fertilidad. No cejen, el entorno álgido y hostil solo dura lo que la ilusión lo permite. Luego viene, como siempre el viento de la verdad. Más temprano que tarde lo limpia todo soplando con su silbido infinito hacia los confines de la memoria y más allá de los espacios de la imposibilidad.

MATÍAS DE ALEXANDRÍA, 2013 "EL SER Y LA ANOMALÍA" (Ed. Eichhorn)

Entradas populares de este blog