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Mostrando entradas de noviembre, 2013
El ciclo se repetía como un mandala endemoniado. La visión de un conejo púrpura corriendo entre los derruidos muros de la ciudad era recurrente y lograba desesperar al joven Reynoso hasta hacerlo jadear solo en la noche. Sin aire y sin esperanzas, vagaba entre el sueño y la vigilia como un ente de moral destrozada y sueños aniquilados. Demoraba cada vez más en levantarse incluso para ir al baño. Hubiese querido dormir eternamente sin siquiera comer ni beber, sin trabajar y sin ejercitarse, como un ser hecho de tela fantasmal, transparente y multidimensional. Pero la realidad tenía reglas que ni la imaginación febril de Reynoso podía quebrar, estaba atado a un pasado y a una desesperanza que lo arrinconaba como un insecto venenoso, casi invisible en su diminuta forma y letal hasta la muerte si aguijoneaba lo suficiente. Detrás de aquella máscara de aspecto imperturbable habitaba a sol y sombra un ser atormentado, contradictorio y miedoso. Lograba reunir las características de un indivi...
¿Cómo iba aquella legión a aprender las oscuras artes de la tentación? ¿De dónde podían obtener la guía y el entendimiento de sus difíciles misiones en el oblicuo mundo de los humanos? ¿Cómo sabrían si sus artimañas eran las más acertadas? Para que el plan divino funcionara debía haber quien cumpliera la otra mitad del trabajo que en su impulso creativo Él no podía realizar. Lucifer era díscolo e indomable y no muy dispuesto a dejar una huella clara para que otros las siguieran. Así, con la conciencia de que todo oficio se aprende tras un duro proceso que incluye una enseñanza con un método y un sistema, el Altísimo inauguró la Escuela de Satanases. LIGORIO DE TRÉNECA, 1999 "ESCUELA DE SATANASES" (Ed. Voutiria)
Sigfrid no era un hombre común. Había heredado de sus antepasados el don de la resilencia y la adaptación. También tenía el poder de la locura controlada, una especie de fuerza que en simultáneo vivía en el cielo y en el infierno de cada momento y de toda situación. Tiempo atrás le habían diagnosticado esquizofrenia y paranoia aguda y quizás para ciencia que aplicaba a los mortales tenían razón. Pero Sigfrid no era humano. Mutante por herencia y por elección, descartó la vacuna que le retiraba el gen de la mutación y permaneció fiel a sus ancestros, los Astrodontes de Ganamarra, una raza híbrida que pobló el espacio hace un millón de años y que dejó descendencia en la Tierra como en Venus, Marte y Mercurio. Los Astrodontes eran físicamente parecidos a los humanos actuales por lo que la diferencia radicaba en los poderes de los que disponían en forma potencial. Luego del siglo XXV los humanidad se enteró de su presencia y los llamó enemigos. Como eran ya muchos y la sangre...