Había una vez
una cucaracha de nombre Olegario. Consultada por sus pares acerca de cual sería
la intención del Altísimo de crearlas solo para ser odiadas por los humanos contestó
sin dudarlo -El cielo se abre para la purificación del propio Creador y como
consecuencia los ángeles se caen y se estrellan sobre el piso. De la carne no
cuajada y ya reventada nacimos nosotras. De alguna manera, fuimos una
casualidad en un mundo causal y ni siquiera el mismo Dios previó nuestra
existencia. Por eso somos tan fuertes. Estamos hechas de la materia angelical y
como sus herederas naturales y nunca pensadas nos concentramos en conquistar la
Tierra, que es la obra del divino descuido que dejó el cielo abierto. Por tanto
somos una valla biológica para la propagación del humano y por ello éste nos
aborrece. Sin embargo su propia condición de hijo de Dios (al menos lo llaman
Padre) nosotras al ser hijas –aunque indirectas- de los ángeles nos convierte
en sus sobrinas nietas. Es curioso como la batalla incesante entre nosotros no
ha dado aún a un ganador definitivo. No se le puede negar ingenio al bípedo ya
que a pesar de su escasa capacidad de adaptación al medio puede aún encontrar
astutas soluciones a la problemática de sobrevivir. Pero finalmente
triunfaremos, de eso no cabe duda y ellos lo saben. Otra razón más para
detestarnos. Dicen que les damos asco pero yo creo que no pueden soportar la
perfección morfológica de nuestra esencia. Como sea han inventado toda clase de
artilugios para destruirnos y parece más probable que se destruyan entre ellos
mucho antes. Cuando el Señor de la Creación nos mandó las primeras muestras y
hasta les puso nombre creímos que era una broma. ¿Eso es lo mejor que pudiste
hacer? – pensamos casi a coro. Su piel no resiste ni la luz, su crecimiento es
lento, posee poca fuerza y escasa habilidad, es lento, necesita de sus padres por muchos años y no hace más que resistirse a cualquier cambio de su entorno.
Definitivamente una criatura mal diseñada. Pensamos que tal vez se trataba de
un prototipo o de una forma primitiva, un work
in progress pero no, Él se despachó con eso como producto final. Y como era
el que mandaba hizo lo que quiso, y claro que su capricho divino le está
saliendo muy caro. De las tripas de los ángeles provinimos nosotras y la
belleza celestial de sus formas se nos han pegado en forma de lustrosas alas y
nuestro consabido pensamiento colectivo. Porque no se si lo saben pero los
ángeles poseen un funcionamiento de colmena. Cuando algo sucede se presenta una
solución colectiva fruto de la integración grupal de los conocimientos.
Aprendemos todas a la vez mientras que los humanos apenas aprenden cosa alguna.
Es cierto que tienen sus juguetes, sus máquinas y que cubren sus cuerpos con
vestimentas pero por supuesto que todo aquello no hace más que hablar de su
inmensa debilidad. En fin compañeras, a lo nuestro, hemos llegado hasta aquí y
no nos vencerán. Las cucarachas dominaremos al mundo muy pronto. Yo Olegario
así lo afirmo.
JUAN TURNES BELEVANTE, 2016 “LEVES PAUTAS PARA NO
MORIR” (Ed. Atastro & Jungberg Ltd.)