Nadie supo si las heridas fueron hechas por Gastón Vollman o por el contrario Susi se autoflageló con el solo propósito de engañar a la prensa. En todo caso, lo que sí quedaba claro es que la sangre brotó de su pecho abierto como un río indigno y lodoso. El oficial que la encontró tirada sobre un viejo sillón de jean quedó impactado de tal modo, que aún siendo un veterano hombre de la fuerza, no pudo evitar gritar como un niño. Al tiempo el caso se olvidó. El oficial pasó a ocupar un puesto menor en el sector administrativo, Susi se curó, Gastón Vollman le regaló jazmines y se reconciliaron.


EL SECRETO INFAME (CAROLINA NASCA, 1988 Ed. POETIS)

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