Quien sabe por cuanto tiempo el hombre y la mujer seguirán vagando como burbujas errantes en este gigante edificio que llamamos Cosmos. Es bien posible que lleguen a desintegrarse aún antes de incluso enterarse que flotan en el éter sin rumbo fijo, a la deriva de algo parecido a un mar sin orillas.
ISMAEL JACINTOSH, 2002 (LA CIRCUNVALACIÓN, Ed. Plutarco)