La multitud enloqueció, luego quedó en silencio expectante y por último el horror se adueñó de todos. Mary Ginvas y Mike Solvan eran la pareja estrella del campeonato norteamericano de patín sobre hielo por parejas. Habían ganado dos premios nacionales y eran además muy queridos por su natural simpatía y sus guiños al público mientras patinaban a gran velocidad.
Hicieron su rutina, saltos, giros y triple saltos hasta que en un giro y manera impulsiva él le soltó la mano. Debía agarrarla en la caída para amortiguar el golpe y sencillamente se retiró y se quedó mirando para estupor de todos los presentes. Ella que venía cayendo para estrellarse contra el piso lo miró y por un instante el tiempo se detuvo. Mike la miró con los ojos tristes y ella dejó caer una lágrima que volaba lentamente hacia el piso blanco y helado. La lágrima se congeló y al tocar el piso hizo estallar todo el hielo con violencia. Parecía un derrumbe de un glaciar, el estruendo y los gritos de la gente se confundían en un mismo sonido indescriptible. Al tocar finalmente el hielo con su patín derecho, Mary, en lugar de caer, comenzó a girar a gran velocidad. A su alrededor se formó un pequeño tornado frío. Ella se elevó por el aire hasta la altura de veinte metros y quedó suspendida en el aire.
GIOVANETTA PURICCELLI-JOHNSTON, 2002 (LOS LIRIOS DEL HIELO, Ed. Parra)