Solo y casi ahogado me entrometí en la oscuridad. ¡Vaya atrevimiento! Sin deseos y casi sin hambre encaminé mis pasos hacia una gran torre que ardía con llamas infinitas. Pese al pavor me provocó ternura: era como participar de un evento de proporciones épicas y a la vez tan extraño como ver amamantar a un cervatillo. Del alto muro cayó un objeto. El magma salido de las entrañas de la tierra lo corroía todo. Por unos instantes infinitos pude reconocer a mi madre en uno de aquellos dioses violentos. Ella soplaba con furia y las piedras se estrellaban unas contra otras. Observé extasiado y vi a mi padre convertido en un un gran junco que partía de la tierra y crecía como un vendaval hacia el cielo. MIs hermanos flotaban en el éter y sonreían a la luz del amanecer apenas naciente. Luego la oscuridad total y absoluta. Relato en el vacío. ¿Acaso alguien me escucha?
VIVIANA DELLA DE LUCA-HARDING, 1978 "LOS PESEBRES DE CAÍN" Ed. Paranassus
VIVIANA DELLA DE LUCA-HARDING, 1978 "LOS PESEBRES DE CAÍN" Ed. Paranassus