En la oscuridad, la sombra parece no hallarse. No puede, no sabe.
Por la noche, ella juega a las escondidas, y nosotros deseamos volver a ser.
A cada paso que damos nos convertimos más y más en un esclavo de sus designios. Y entonces prendemos antorchas. El fuego atrae a la sombra, la seduce. Se deja tocar por el impreciso fulgurar que emana de su aliento. Fuego y sombra. Una vez más, como en toda la eternidad se miden, se estudian, se repelen y se atraen en la infinita danza sideral
PANNAE PHYTON, 1292, "TEXTOS DE LA SUPREMA VERDAD", ROLLOS DE ABRAPHURDA-VEDAN
Por la noche, ella juega a las escondidas, y nosotros deseamos volver a ser.
A cada paso que damos nos convertimos más y más en un esclavo de sus designios. Y entonces prendemos antorchas. El fuego atrae a la sombra, la seduce. Se deja tocar por el impreciso fulgurar que emana de su aliento. Fuego y sombra. Una vez más, como en toda la eternidad se miden, se estudian, se repelen y se atraen en la infinita danza sideral
PANNAE PHYTON, 1292, "TEXTOS DE LA SUPREMA VERDAD", ROLLOS DE ABRAPHURDA-VEDAN