En cientos de lugares del mundo y en el mismo instante, miles de personas dicen haber visto la misma escena, la de una bella mujer que flota.
Nadie sabe quien es.
Todos los que la recuerdan por sus ojos de bronce y limón.
Dicen que parece derramar la gracia de la armonía.
Algunos han pensado que volaba en alas de algún dios antiguo.
Nadie supo más nada de ella pero todos la recuerdan como un soplo vigoroso y eléctrico, una marca de hielo ardiente en el espacio.
ENRIQUE DE LAMADRID, 2012 (EL ARTE DE VOLAR, Ed. Flaire)