Y sin embargo, un inmenso vacío sin bordes ni comienzos, se apoderó de su alma, dejándolo en un estado de estabilidad térmica-conceptual cercano a la muerte. Entendía -hasta cierto punto- que las conexiones con las potestades siderales se darían en algún momento si acaso llegaba a ensamblar alguna clase de lineamiento mental que le asegurara un raid lógico hacia la nueva ruta: el camino hacia los campos ornamentales. Un lugar extraño, en el que una lectura errática podía llevar un hombre a la muerte. El ocaso se hizo presente como siempre entre las dunas y reveló un disco pesado de luz roja absorbido por los gigantes del mar. Yeel de Darn era conocido por sus hazañas físicas, sus audacias y por su inmensa capacidad para sobreponerse a los ataques hechos desde el área negra. Aún así ni siquiera su fortaleza y astucia podían asegurar que sobreviviera una noche más. En aquel lugar a mitad de camino entre el ensueño y la pesadilla, entre la realidad de la materia de las tr...
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Mostrando entradas de marzo, 2013
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El Gran Gusano estaba a punto de alcanzarnos. Su plasticidad eléctrica y sus colores nos hacían pensar lo peor. Sabíamos que los tornasolados eran los más peligrosos y que su aliento era equivalente a la furia de mil volcanes. Un ácido azufroso y caliente carcomía el aire dejando apenas lo suficiente para respirar. El efecto moteado y brilloso de la capa de escamas cegaba mientras su reflejo provocaba destellos todo a su alrededor como una invasión de mariposas de plata. Emergió de la tierra resquebrajada y seca rompiendo la corteza y arrojando pesadas piedras hacia todos lados. Una polvareda intensa tornó el cielo en una cortina negra que escupía rocas. Con la fuerza que tenían los devoradores de hombres, como los llamaba desde la antigüedad, parecía salir expulsado del infierno. Chispas de fuego saltaban hacia todos los costados por el roce entre las escamas de acero y la tierra. Lo vimos todos. Era majestuoso en su inmunda presencia. Lejos de ser bello, s...
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Enredarse en una competencia de deseos era en ese momento algo impensado para ella. No es que no fuese competitiva, al contrario, su ímpetu de guerrera la había llevado más de una vez a involucrarse en asuntos de lo que luego se arrepentiría. Pero los dados estaban echados y ella nunca podría desdeñar un desafío. Y este era algo nuevo, atractivo y tentador. El juego de los deseos se estaba llevando a cabo en diferentes ciudades al mismo tiempo por diversos grupos que buscaban una forma de maximizar las posibilidades de estudiar el fenómeno del ansia por sentir la insatisfacción permanente, el vacío y la ausencia como necesidad. Había una suerte de euforia en el aire, un sentimiento compartido de interés y expectativa. Se trataba de algo muy simple en apariencia. Un certamen en el que lo importante era la enunciación de un deseo y el acuerdo del precio a pagar por obtenerlo. El límite entre lo audaz y la falta de escrúpulos no estaba establecido y los parámetros para evaluarlos tam...
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No hay paz para los habitantes de dos mundos. Todos lo saben. A pesar de eso, algunos han insistido en permanecer en el punto de fusión entre la cadencia de la materia y la ebullición del universo gaseoso. Era extraño el planteo, un farol cambiante de sombras, espacios, deseos inconclusos y miedos paralizantes; erupciones de ansiedad y el fuego matizado del deseo arremetiendo contra la dura piedra del hecho de estar encarnado en un cuerpo con tantas limitaciones. En el plano más sutil de los signos, se avecinaba un certero y desmesurado movimiento por los aspectos laterales de la consciencia. El andar algo errático y efímero de las visiones sin filtro de aquellos que se animaron a atisbar en las entretelas de la realidad. Como un espectro de humo, lo conocido se disolvía en un mar de pérdidas y lejanías, y así, con la desesperación en las entrañas, los sobrevivientes se arremolinaron tras una idea de coloración fúnebre. Un par de ojos carmesí, de fuego ancho y llamas finas, lo obs...
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Incluso desde una perspectiva enajenada como la del rey Atos, la situación revelaba una singularidad de difícil resolución. Desde su todopoderoso trono de regente, tenía acceso a las antiguas y muy sagradas escrituras guardadas en las recámaras escondidas del templo de Aritomea. Sin embargo y aún siendo el regente de toda la isla había áreas sobre los que no tenía poder. Si bien esto le era un tanto molesto le dejaba por otro lado la libertad de echar culpas a los dueños de las llaves ocultas de los otros poderes. Los grandes sacerdotes usualmente reverenciaban en público al rey y lo despreciaban en secreto. Y esto, aunque pareciese extraño, era sabido por todos. Incluso la plebe hacía bromas sobre como el clero se burlaba de los reyes sean estos quienes fueran. Había un motivo para semejante comportamiento que en otras circunstancias se podría considerar cuanto menos, audaz. Los sacerdotes tenían poder. Pero no se trataba de un poder oculto ni una relación especial alguna divinid...
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El campo fue dividido en tres tercios. La mitad para la hermana mayor, el treinta por ciento de la mitad restante para la del medio y el veinte por ciento fue entregado a la más pequeña. Lali, la menor, llevaba otro apellido y su madre había sido una prostituta japonesa de nombre Makita. El general Campos y Orellana era un hombre de rancia estirpe con un historial de antepasados patricios y no podía darle el apellido a una inmigrante de tierras lejanas, del dudoso y escandaloso oficio de meretriz y no bautizada. Sin embargo la amaba. Makita sabía comprender sus estados anímicos, sus necesidades emocionales y físicas y de ninguna manera objetaba su propia posición. Al contrario, la respetaba y se mantenía feliz con el papel que el destino había elegido para ella. Poseía la belleza de las mujeres de oriente, ojos rasgados, boca y pechos pequeños y una aparente fragilidad que la hacían ver como una eterna adolescente. Sin embargo, detrás de las cortesías y modos delicados, tenía u...
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El tiempo dio lugar a que los hombres y mujeres de ese entorno se preguntaran acerca de la realidad que los rodeaba. No tenían mayores inquietudes que las naturales relativas a la simple y a la vez compleja supervivencia. Pero un día apareció volando por el cielo celeste un hada de siete colores. Como un arco iris humanizado parecía haberse impregnado de la magia cromática y singular del puente celeste. El hada se llamaba Kaeli y su misión verbalizada era la de proteger las lagunas y bosques de aquel lugar sin rey ni orden. Era pequeña como todas las criaturas del aire y flotaba como suspendida con sus alas de mariposa. Su rostro era bello y exótico, sus ojos de fuego de terciopelo, dulces y feroces, suaves y tan rojos como rubíes en estado puro. Volaba entre los mortales incitando a la acción y a la renovación. Sus órdenes eran intervenir lo menos posible. El evento se dio en un Tillium en donde se dice que la llama celeste que habían traído los dioses se hallaba perpetuame...
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Con sigilo, reptando entre las medianeras, subió sin ser vista como si estuviese hecha de humo. Con los ojos fijos en la ventana del quinto piso continuó su andar delicado y grácil. Su traje de emaprol se fundía con el fondo de cemento en una suerte de metamorfosis óptica que la hacía casi invisible. Le quedaba poco tiempo, apenas unos minutos antes de que ejecutaran al pequeño en un ajuste de cuentas entre pandillas de artistas callejeros. Las reglas eran claras y conocidas por todos: nadie entraba en la zona de otro y nunca, pero jamás, se pintaba sobre una obra firmada. Sin embargo el hambre de gloria y la necesidad de liderazgo habían hecho que las facciones más fuertes y glamorosas se animaran cada día un poco más, atravesando zonas vedadas o incluso tapando grafittis adversarias con la malicia propia de los artistas, diseñando nuevos dibujos sobre los anteriores, dejando apenas un vestigio del anterior como para que se sepa que lo habían tapado a sabiendas y con intenci...
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Lo siniestro de aquella situación era su diluido aspecto inocente, brillante y bello. La cordura estaba tan ausente como relegada había sido la precisión y descuidado el buen tino. Absurdo y seductor, el fenómeno de la cristalización de la carne había arrastrado a todos a un mar de elucubraciones de dudoso rigor. Una disposición antojadiza de argumentaciones sin la más mínima coherencia estilística ni verosimilitud histórica, científica o filosófica. La quintaesencia de lo macabro. El hecho había sido tan simple que aún en las mentes más equilibradas se había producido una escisión entre lo que los sentidos percibían y lo que sus conciencias podían interpretar. Y justamente así era la peor manera ya que el sinsentido se esparcía como carbón caliente entre las gentes de ciencia y eso asustaba aún más a los simples. El suceso se presentó de manera aleatoria y arbitraria, sin discernir entre géneros, edades o clases sociales. Ni siquiera aquellos atletas entrenados y sanos habían ...
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El mar estaba agitado, pero a ella no le importó porque vivía en las montañas. El cielo resplandecía con estrellas aunque para ella, siendo ciega, todos los días eran noches largas. Desde chica le habían hablado de los colores y ella los imaginaba dentro de un contexto de negrura sin sombras ni contrastes. Su mundo interno era rico y complejo. Su olfato podía captar los aromas a kilómetros de distancia y diferenciar una fruta de otra, un animal herido o un pájaro en celo. También su conciencia migraba, siguiendo la línea invisible del olor. Alguna parte de su mente había construido una ciudadela con innumerables cuartos y dentro de cada uno, un mundo. A veces se sentaba por horas y como un girasol giraba sobre sí misma para captar los perfumes de los cuatro puntos cardinales. Lo describía com embriagante y rejuvenecedor. Captaba hasta las más pequeños cambios, ya por la densidad del perfume como por su reverberación en su sistema respiratorio. Había aprendido a caminar sin chocar c...
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Con cada signo expresado como infortunio o dolor, su alma empequeñecía sus ambiciones hasta convertirlas en arena y polvo seco. Ningún fuego para inmortalizar su legado ni rojos y amarillos fulgurantes para iluminarle el sendero. Tampoco la frescura del agua ni la paz de la sombra. Desnudo a los ojos del cielo, se perdió en pensamientos que de tan serenos parecían provenir de la antesala de la muerte. En algún espacio y tiempo perdidos, su acción dejaba huellas ígneas a pesar de todo. Sin embargo no había brújulas para ese viaje sin destino más viable que la disección de las fantasías hasta volverse hueso y viento. Lloraba como un niño y como un insecto se perdía en la luz de alguna idea más grande y seductora. Alguna vez pensó que la desaparición física podía ser una solución pero luego encontraba que la complejidad implícita era de tal pesadez que incluso eso le abrumaba. No era que su voz flaqueara ante las dificultades o la presión, más bien era una vaga sensación de extranj...
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Un día durante una tarde tranquila en la que todo parecía repetirse una vez más como lo hacía siempre, un asteroide cruzó el cielo y amagó estrellarse entre los cerros a no más de cincuenta kilómetros de la pequeña ciudad. No era algo extraño, por alguna cuestión geomagnética o acaso por algo parecido al azar, esa zona en particular parecía ser un cementerio de piedras espaciales. Desde tiempos remotos habían caído rocas y los antiguos incluso las adoraban como portadoras de energías estelares. Esta vez algo era diferente. El mineral dejaba una estela larga, luminosa y vibrante. Violeta, púrpura y carmesí con la cola naranja fuego y amarillo. Caía incesantemente sin terminar nunca de estrellarse. En las paredes de las puertas sagradas estaba inscrito en la dura piedra una curiosa forma de referirse a lo que llega a la tierra. Estrellarse. Convertirse en estrella. La belleza de aquella visión se mezclaba con el temor que producía en los corazones la vis...
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El xenil era una rareza, algo inesperado y un sueño hecho realidad. Los siete colores conocidos eran interceptados ahora con la aparición de un octavo y original color. Los expertos habían previsto la posibilidad de semejante evento pero siempre en el cerrado y seguro universo de la física teórica. Sin embargo, la aparición del octavo color no solo hizo caer las barreras perceptivas del mundo sino que trajo un nuevo problema, aún más serio y que consistía en que al no poder ser elaborado por la mente común, tomaba la forma de monstruosidades que atormentaban a las gentes. Suicidios en masa y enfermedades terminales junto a depresiones colectivas y ataques psicópatas fueron solo algunos de los efectos producidos por la aparición de este fenómeno. El octavo color se produjo por error o por la fuerza del destino en el que los astros tuvieron una acción determinante. Cierta radiación normalmente interceptada por las defensas magnéticas de la tierra logró burlar los cerrados y encripta...