CONVIVIR CON EL VUELO NOCTURNO DEL ALMA ES COMO INVERTIR EN LA NOCHE LOS AHORROS DEL DÍA JONATHAN VALDIVIESO-TRULLI, 1883 (CARNOTERRA, Ed. Puber)
Entradas
Mostrando entradas de diciembre, 2009
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
El hombre está destinado a matar. Su impronta es la de un asesino. Solo la llovizna delicada de miel hirviendo lo aleja de la marca oscura. Hay tantos sellos en su frente que ya está tatuado en su alma; y para registro del cielo, lleva escrita su historia en letras invisibles a las que llama destino. ALOISTER RAMMAHORN, 2000 (EL CICLO DE LOS CIELOS, Ed. Parra)
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Del otro lado de la inmensa cordillera, el sol asoma. Inmersa en medio de una profunda meditación, Lara se aisla del mundo. El cielo se abre para recibir una plegaria y la devora con ansia. Las sombras se han vuelto escarlata y el sonido del viento se ha convertido en canción. MERCURIA TORRE-VEGA, 2009 (EL ENCANTO DE LA PIEDRA, Ed Panacea)
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Las víctimas de la radiación fueron trasladadas a la ciudad hospital de Laoonderburg cerca del Mar de las Corazas. Debido a su peculiar actividad, ese lugar no figuraba en los mapas. Nadie que no fuera parte del programa aeroespacial de Navanngar sabía de su existencia. Situado cerca de Oslo, una pequeña república compuesta por arrianos, tosquitas y ersamitas, todos con la misma caractéristica marca en la frente: una estrella en forma de cicatriz violeta y brillante. Algunos creían que era una marca divina, que los dioses los habían elegido, que eran cósmicamente superiores . Y así había sido. No les fue revelado el motivo de semejante elección. Les gustaba creer que era por sus virtudes. ADAMIR VONNINTUGBART, 2008 (RADIACIÓN, Ed. Pull)
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
SEIS BASTIONES HAN HEREDADO. NADIE SABE BIEN DE QUIEN. LA ESCRIBA DEL REINO, UNA SEÑORA DE NOMBRE HEREMUSHA, ANOTÓ LOS NOMBRES DE LOS FUTUROS REYES EN UN GRAN LIBRO CON TAPAS DE NÁCAR Y HOJAS DE COBRE. ¿CÓMO PUDO SABER QUIENES GOBERNARÍAN EN EL PORVENIR? ALGUNOS HAN SOSTENIDO QUE EL DESTINO ENCARNÓ EN EL CUERPO DE ESTA FRÁGIL MUJER CON EL ÚNICO FIN DE DEJAR CLARO QUE ÉL, SOBRE TODAS LAS COSAS, ESTÁ A CARGO DE TODOS NOSOTROS. IRIMAE ZENNTER LEVI, 1342 (LOS LIBROS DE KRAV)
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
El viento escupía sangre. La lluvia ascendía contra toda lógica. Las nubes se abrían para dar paso a cientos de rayos que, a plena luz de un sol radiante, estremecían a los seres vivos. Los insectos del valle se escondieron bajo la tierra, tan profundo como sus armas vitales les permitieron cavar. Era, sin duda, el anticipo del fin de los tiempos. DANIEL ROSS-CUEVAS, 2008 (EL FIN, Ed. Huechuraba)
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Cientos de años tardaron en darse cuenta que faltaba aquella gema. Los osos que la custodiaban se habían dormido y cuando despertaron entraron en pánico. Los huecos en la pared habían sido cavados con increíble pericia por parte de las garzas. Un pequeño y arrugado sapo se encaramó en el árbol de plata y silbó con su gran boca. El mundo entero se estremeció. Los gavilanes de bronce planearon hasta la gruta y se estrellaron contra la piedra. Los alces mordisquearon los líquenes y cayeron como granizo al suelo enrojecido. Las gemas eran el equilibrio y ahora ya no estaban. El humor de bosque se transfiguró en una mueca horrenda de ruidos intensos. De pronto, en medio del desconcierto, se abrió un hueco en el cielo y bajó flotando María de las Nieves. La jóven adolescente de negros cabellos y ojos de zafiro sonrió e inclinó apenas su cabeza en un gesto de comprensión. Las fuerzas de la tierra se detuvieron y el silencio fue protagonista por unos segundos eternos. Desde el cielo llovieron ...
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
El sitio elegido era un pantano. Allí, entre los árboles se hallaba un pequeño sector que se mantenía seco y el pasto era amarillo, casi dorado. Se encontraron como habían quedado tiempo atrás en su última cita en la montaña. El trato era simple: se verían un solo día cada quince años. Maylin era muy joven cuando hizo el pacto, hace ya mil doscientos años. En cambio José era un anciano con novecientos cincuenta años de vida. Era un amor imposible, ella era una loba albina y pálida como una luna y él era un leopardo enorme de color fucsia, con grandes dientes y un pelaje excepcional. Bailaron una danza secreta, que habían inventado hace ya un tiempo mientras se observaban con los ojos más brillantes del Universo, con tal fuerza que hacía que el mismo sol pareciera opaco. El iris violeta como una amatista incandescente del felino resplandecía de amor. Los ojos oscuros como el cielo más negro de la loba blanca tragaban el fulgor de su amado y sacudía hasta las células más pequeñas de su ...
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Los ángeles están sitiados. La fuente de la energía oscura, la materia negra del Universo se condensa para desaparecer y tragarlo todo. El tiempo no existe y la voluntad es la única fuerza movilizante. Ya caerán piedras en llamas dejando una estela tornasol brillante. La guerra ha comenzado y su resultado es incierto. MARICEL JOHANSSON, 1349 (PROFECÍAS)
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
El costado oscuro del vecino promedio no suele pasar de alguna envidia liviana o en el peor de los casos en la mala voluntad para cooperar con la recolección de residuos. Pero en el caso de Jaime Vollinger, vecino de Arístides Lagarategui se hallaba la excepción infame a esta tendencia. Jaime era costeño, de la localidad de Irupe situada al margen del río Ganto y su principal preocupación era la migración de las aves típicas de la zona. Su obsesión llegó a tal punto que un día, de la nada y sin motivo aparente, tomó su rastrillo de metal un tanto oxidado y corriendo con furia hacia la casa de su vecino, terminó por incrustar la herramienta en la garganta de don Arístides. Éste, agonizando aún lo miró y con un último aliento le preguntó a que se debía su accionar. Jaime, resoplando y con los ojos enrojecidos le confesó que no soportaba que los gorriones prefirieran el jardín de su vecino. Arístides murió de alguna manera reconfortado: había dejado las mejores semillas para los pajarillo...