La peste amarilla había invadido la ciudad y casi todos habían sido infectados. Como un desprendimiento de alguna clase muy agresiva de la influenza ésta particular forma se propagó en la población entera en una sola noche. Todos despertaron con síntomas de resfrío, ataques de dolor de cabeza y la sensación de irrealidad circundante que hacía que las gentes parecieran andar como en estado de aturdimiento mayor al habitual. Hasta ese momento no pasaba de ser una curiosa anécdota acaso interesante para los profesionales de la salud, pero todo cambió cuando el comportamiento de las personas se vio alterado al punto de convertirlos a la mayoría en asesinos. Loa automovilistas entre sedados y excitados de una extraña manera parecían encontrar diversión en arrollar a los transeúntes e incluso pasarles el vehículo varias veces por encima mientras que otros se abalanzaban sobre las vidrieras para incrustarse en ellas a toda velocidad. Algunos usuarios de bicicletas por lo general gente tran...
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Mostrando entradas de octubre, 2012
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Era un extraño caso de realidad ininteligible. Estábamos en alguna clase de hotel en las afueras de un raro paisaje en donde a pesar de las plantas bien cuidadas y la construcción adecuada, parecía que la ausencia de voluntades fuera la nota central en la que estaba sintonizada aquella situación. No era un lugar en el sentido estricto de la palabra. Nadie podría explicar con claridad como es que habíamos recaído en ese espacio. Solo las tinieblas que invaden el mundo de los sueños podría eventualmente dar sentido a una construcción cuyas paredes parecían más vivas que quienes lo atendían y habitaban. Un horror primigenio y omnipresente en todo mi cuerpo me hacía estar sin permanecer y observar en medio de una espesa sensación de incapacidad perceptiva. Estaba claro que me había metido en un cuadrante no permitido. No usaba drogas ni alcohol y ni siquiera me gustaba husmear por los oscuros rincones del lado tenebroso de la existencia. Y sin embargo me hallaba allí, atrapado por una fu...
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El ciclo de las cadencias del combustible incinerado por los rotores de compresión y por las turbinas de aleación de cuarzo y bencinas fluorescentes y la improbable aparición de una nueva fuerza que impulsara la nave hacia otra dirección hizo que aquellos hombres viajeros del tiempo se convencieran en muy poco tiempo que sus destinos habían sido sellados mucho tiempo atrás cuando desde algún lugar remoto del planeta se diera la orden de enviar seres vivos al espacio en un salto hacia el mundo de los muertos para intentar un rescate que por absurdo y audaz creían posible y conveniente al punto de romper todos los protocolos de acuerdos respecto a los límites de la ciencia y sus alcances en el mundo de lo paranormal. Fue una verdadera ceremonia. Oscura. Densa. Sabían que serían enviados de los campos de luz a las profundidades de universos inexplorados pero presentidos y temidos. La inclusión de las variables simbólicas y de conectividad con la pulsion astral había hecho posible ...
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La canguromaquia comenzó como un juego al que los humanos se habían hecho adictos. Un caballero vestido con ropajes de seda, en medio de una arena gigante rodeado de miles de personas y armado con una larga lanza debía matar a estas bestias infringiendo tanto daño como fuera posible. Hubo un tiempo en que los merodeadores no eran más que unas simpáticas criaturas parecidas a pequeños canguros inofensivos. Pero luego de la mutación estas tiernas criaturas se convirtieron en demonios carnívoros. Saltan de diez a quince metros y con sus garras poderosas pueden romper un cráneo de un solo movimiento. Desarrollaron dientes filosos y pezuñas que desgarran a sus víctimas hasta las entrañas. Andan en grupos de veinte o treinta y atacan coordinados con la sincronización de una reloj suizo. Parecen comprender a la perfección la realidad kinética y el momento psico espacial de sus víctimas como si adivinaran todos juntos y al unísono sus intenciones. Se han convertido en depredadores astut...
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La lomada era alta. Desde arriba se divisaba el río Maco. Cien cabezas de ganado pastaban tranquilas al mediodía. Las nubes gustaban de pasear por esas tierras y los pájaros tenían predilección por sus árboles robustos y añejos. Era curioso que incluso los insectos eran diferentes a todos los conocidos. Grandes escarabajos de colores radiantes y con combinaciones que parecían diseñadas por artistas; hormigas con cabeza amarilla y cuerpos turquesa, cien pies que llevaban los colores el arco iris como estampados en el caparazón y verdes bichitos que parecían iluminarse y brillar como velas. Algunas aves eran de tal belleza que al abrir sus alas y flotar por el cielo uno podía presentir la presencia de la fuerza de la creación en toda su poderosa armonía. Había un pájaro en especial al que llamaban "bicornio" y que tenía cuatro alas de modo que a la distancia parecía un hermoso híbrido con orígenes de mariposa. Los buambos, pequeños cervatillos tricolores corrían de aquí par...
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Para cuando tocó el cascabel, ya era tarde. Cientos de jarrones de cerámica de colores se estrellaron contra el piso frío de laja. El sistema de defensa de la ciudadela preveía que en caso de ocurrir alguna catástrofe natural o si había aviso de guerra, la guardia debía correr hasta la torreta y tocar el gran cascabel y poner a todos en alerta. Pero no llegó a tiempo. Cientos de miles de flechas cruzaron el aire silbando y derribando soldados y civiles que caían al piso con letales inyecciones de venenos mortales. Era como una nube negra, una plaga de langostas oscureciendo al sol con un raro movimiento continuo y silbante. Producía un pavor muy especial, el silencio, la ausencia de enemigo al frente, solo la lluvia de afiladas puntas venenosas sobre la madera atravesaba el aire. Ni siquiera podían oírse los gritos secos de los moribundos ni las órdenes funestas de los generales del enemigo. Ráfagas y ráfagas de flechas como un diluvio fraguado en el frío del atardecer. Hubiese ...
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Una serpiente cruzó por el camino. Los viajeros se detuvieron. El más pequeño, un hombre de unos noventa años, encorvado y arrugado, tomó su bastón y con suavidad corrió el blando cuerpo del reptil y lo quitó del sendero. Los más jóvenes, exaltados e impacientes, le recriminaron la acción esgrimiendo el argumento de que aquella podía ser venenosa y matar a alguien en el futuro. Los miró y golpeó a uno de ellos en la cabeza con fuerza. -Fácil es matar, difícil hacer vida- dijo y siguió caminando. Treinta años más tarde, un inmenso dragón llegó volando desde los cielos infinitos esparciendo fuego y humo, quemando todas las cosechas y las casas y tomando a personas con sus grandes garras para soltarlas contra las piedras para que murieran destrozadas. Sus inmensas alas tornasoladas se batían reflejando al sol en sus húmedas membranas. El cuerpo, revestido de escamas encadenadas unas a otras, formaban una verdadera malla de protección que impedían que las flechas le penetraran y de su...
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La tríada de seres que descendieron hasta el fondo del pozo más hondo del universo fueron preparados por siglos para llevar a cabo su cometido. Seleccionados y entrenados por los más grandes y notorios maestros de todos los rincones el cosmos, su misión era revertir el proceso de licuación de partículas de materia que se estaban disolviendo en extraños pozos que comenzaron a aparecer hacía algún tiempo y que que nadie sabía ni de donde venían ni si tenían propósito alguno. Los sabios, que decían comunicarse con el Gran Creador De Todo, aseguraban que éste había sido muy claro en cuanto a que aquellas formaciones de vacío no habían sido obra suya. Esto creó un interrogante de orden supremo ya que la idea general con respecto a los poderes del Altísimo incluían como presupuesto el hecho de que aquel era el hacedor de todo lo que existía, lo que existió y existirá, pero ante la extraña afirmación de que los agujeros en cuestión no podían ser atribuidos a su obra, se produjo una escici...
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-" La infinita telaraña es como una malla invisible, un campo gravitacional que mezcla todos los elementos de la creación y aún los no nacidos, y los une en un todo complejo y variable de modo de que cada una de la partes constituyen un completo sentido con identidad propia y autónoma dentro del amplio banco inmaterial que contiene a todo el entramado de mundos, soles, planetas, luz, lluvias, sonidos, barcos flotantes, lirios, cascadas, el tiempo sideral y los equinoccios, las Pléyades y constelaciones, el frío, el calor, los huevos de todas las serpientes y el magma de la creatividad de algunos pocos, la deshonra y la lujuria, el ciclo de la vida y de la muerte, el entorno hostil, los dulces chocolates y también los amargos, la fruta de la discordia y el ciclo de las lunas, el humo y las bacterias, el eje de la rotación de la tierra y sus mares revolviéndose al compás de los giros acompasados de un mundo en movimiento junto a todas las aves y las piedras, la porción más ínfima d...
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Cuarzo. Según los antiguos hechiceros que crearon el gran calendario de los soles de todos los mundos, el cuarzo era la piedra más notable, tanto por sus propiedades curativas como por su particular semejanza con el ordenamiento de las moléculas de nuestro sol. El blanco casi salino de su forma material era para ellos la representación de una sustancia que se había corporizado y cristalizado a través de millones de años desde que llegara a la tierra en los fotones de luz que viajaron a la tierra desde el centro del universo. Una piedra dura, irregular y curiosamente abundante con propiedades curativas y energéticas que les eran familiares ya que las usaron durante generaciones. Lo verdaderamente extraordinario del cuarzo era su singular armonía con otras piedras, plantas y animales, incluidos los humanos. Los sabios de la antigüedad pre-hispánica y los druidas celtas, así como los hechiceros de las tierras del Cáucaso, usaban cuarzo para otros fines. Habían podido observar a tra...
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Aquellos ojos destilaban un odio malsano. Del centro de sus pupilas emergía una falta de luz que las hacía verse como agujeros negros, espacios para hundirse en la desesperación y la agonía. Su sonrisa pertenecía mas bien al mundo de las muecas. Una incrustación pétrea que quería parecer amable y que terminaba congelando el corazón. La nariz afilada parecía como el pico de un halcón, la demostración de una voluntad férrea e incontenible. En total el aspecto de aquel rostro producía un frío en los huesos y en la piel. Era un enojo contenido, y la rabia espumosa estaba todo el tiempo a punto de estallar. Y Ananda tenía sus motivos. Su infancia fue una suma de experiencias dolorosas, tristes y traumáticas. Su juventud una suma de frustraciones y dolorosos desplantes. Caminó hasta la marca hecha en el piso y se paró observando a sus verdugos. Estaban ya encapuchados y con las hachas afiladas. Los miró fijo. Se arrodilló frente a la estructura de madera y apoyó...
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La parcialidad en la opinión era la marca más notable de un pensador que decía poseer la cualidad de la sabiduría y sostenía en cambio las posiciones más absurdas, abstrusas e inverosímiles. Lo curioso era su poder de convencimiento. No se trataba de una oratoria de la persuasión y ni siquiera se podría decir que su hablar fuese interesante. Era más bien, un fanatismo ciego y convincente, basado en experiencias personales tan incomprobables que el oyente debía retirar toda pizca de incredulidad para poder seguir el hilo de aquellas disertaciones. Era conocido como el doctor Améndola y había llegado a obtener una maestría en astrofísica cuántica relativa. Un título que la Universidad de Calatrava no tenía por oficial pero que él enarbolaba como un logro de proporciones gigantes ya que declaraba haber sido el primer español en recibirse con honores en semejantes estudios. Así, con la piedad de unos y la indiferencia de otros, Améndola llegó a ocupar lugares cada vez más importa...
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Miró a través del gigantesco telescopio y vio lo que ningún mortal había visto, ni siquiera imaginado. Un planeta en llamas. Por un momento dudó y pensó que podría tratarse de un sol pequeño. Sin embargo era una esfera celeste teñida de naranjas y amarillos, de rojos intensos y humo negro. Se preguntó como era posible que un mundo entero se consumiera entre las llamas y a que aparentemente a nadie en todo el vasto universo le importara. Pensó en la antigua noción de un dios vigilante y amante que cuidaba de todos los seres de la creación y no pudo más que sentirse lleno de congoja y tristeza. La soledad del mundo lo aterraba a pesar de sus títulos en astrofísica y sus grandes nociones acerca de la materia y la energía y la relación entre ambas. Se preguntaba una y otra vez, casi en forma neurótica y repetitiva si realmente se encontraba solo y perdido, girando en el vasto infinito del cosmos sin más propósito que observarlo todo sin poder comprender la totalidad de la vida y la ex...
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Arde tu luna, arde tu luna, ¡Arde tu luna! Las palabras de la gran sacerdotisa pronunciadas en alta voz en medio de aquel gentío, sonaban como una invocación al centro mismo de la caverna de los horrores. Y sin embargo estaba dirigido a un joven y era una pregunta: ¿Arde tu luna? Desde tiempos inmemoriales las ánforas sagradas guardaban el elixir que convertía en posible lo improbable; el fuego líquido, la fuerza encerrada en un pequeño espacio listo para multiplicarse y descender como lluvia de fósforo y azufre mentolado sobre las cabezas de todos los seres. Reunidos allí para presenciar el evento más significativo y relevante: la mutagénesis del ser. El encuentro de lo oculto por la cadena interminable de cientos de magos, sabios y hechiceros. Arde tu luna- repetía la gran maga blanca. Y con cada palabra un mar de dudas se desvanecía en la mente del joven guerrero. ¡Arde tu luna! y la cuenta regresiva hacia la iluminación y el poder se intensificaba de forma que las palabras ...
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La situación era extrañamente desesperante. ¿Cómo describir la sensación de frío, vértigo y miedo profundo ante la soledad? El paisaje era imponente. El dominio de las altas cumbres con sus nieves eternas, sus rocas frías y sus cóndores indiferentes y vigilantes penetraba en mis ojos como punzantes dagas tibias. Al fondo podía ver las montañas impenetrables, alineadas como para una batalla, luego un vacío tan enorme que las nubes parecían un colchón invitando a arrojarse a ellas feliz y despreocupadamente. Estaba yo trepado en lo alto del pico de una montaña sin soga y con frío. Tenía que hacer extraños malabarismos para no caerme. Nunca supe como había llegado hasta ahí. Desde una ventana de algo que no era un edificio pero ¿Qué otra cosa podía ser?. Estaba como a un metro y medio unas personas me decían que aguantara, que ya me sacarían. Yo no estaba realmente asustado. Me e...
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Desperté sobresaltado, había tenido –por fin- la visión que esperaba secretamente desde hacía tiempo. Finalmente, y después de años de esperar entre las brumas del sueño, aparecieron las águilas en Buenos Aires. Era un día lluvioso, terrible. El viento arrasaba con los árboles y el cielo estaba escondido tras un gris oscuro que parecía llevarse la luz del mundo. Sobre las pilastras que adornaban las esquinas del puente Sur se habían apoyado dos de la Águilas, una a cada lado de la calle. Eran inmensas. Majestuosas. Hechizantes. Otras tres Águilas sobrevolaban la ciudad jugando con el viento. Dios sabe lo inmensas que eran esas Águilas, aún más grandes que el más gigantesco de los cóndores. Sabía que algún día vendrían, no esperaba que fuera tan pronto. Salí corriendo en medio de la tormenta y a pesar de sentir el más frío de los terrores en mis huesos no pude mas que quedar maravillado. Era un espectáculo mar...
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No soy un ser musical. Las mujeres son musicales, todas ellas. Yo soy incisivo, casi molesto, una aguja en tu ojo, como un hilo en tu cuello, una espada clavada en tu vientre. Mi alma se formó en el silencio y en la oscuridad de risas perdidas en el llanto. Desde el living repleto de muebles medievales demasiado grandes para la casa oigo el latido del corazón del mundo, un bombo eterno y acompasado en el tiempo. Un tic-tac, tic-tac. Es mas bien un tom-tom, un tum-tum. Una pesadilla que no termina ni aún en el despertar. No sé como, pero continúa aunque me quieran convencer de lo contrario, yo se que el pulso del mundo con su paso sincopado sigue allí. Claro, ya no es lo mismo. Me acostumbré a no oír el tum-tum, el tom-tom. Al igual que en los rostros aterrados de los niños que se tiran por la baranda a un pozo indescriptible guiados por la gran maestra y que ya nadie volverá a ver. Se fueron....
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Sigo sin sueños. Estoy comenzando a asustarme. Anoche tuve una idea terrible. Mientras dormía una aparición en forma de rostro encapuchado apareció frente a mí. Se dirigió a mí en términos imperativos: “-Tú el que aparentemente duerme, esparce la noticia de mi vuelta -“ Supongo que alguno podría pensar que eso fue un sueño. No, no lo fue. Un sueño es un sueño y una aparición es una aparición, y esto sin duda lo fue. Dudé en si prestarle atención a este ente indefinido y finalmente decidí que no podía seguir ignorándolo. En un punto comencé a relacionar todo y tuve la certeza de que se trataba de Viggi a quien llamaban “el eterno”. No fue un sueño. Los sueños se los están robando los mentalistas o tal vez directamente los extraterrestres de Suorn. Hace muchos años tuve una de mis primeras visiones: una invasión de enormes discos voladores y naves de diverso tipo que tiraban rayos sobre las gentes que corrían desesperadas....
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No hubo sueños esta noche. No se trata de que no me acuerde de lo que soñé sino lisa y llanamente afirmo que no tuve sueños. Fue un dormir lento y oscuro. Sin embargo la posibilidad de que no haya actividad de sueño es inaceptable en los círculos académicos. Las tribulaciones acerca de las posibilidades científicas son en este caso innecesarias. No hubo sueños esta noche. ¿O se los llevaron?. Y si se los llevaron ¿quién se los llevó y a dónde?. Ni pensar en para qué. Aunque es apenas una teoría hay quienes dicen que un grupo de mentalistas aliados con extraterrestres para extraer los sueños de las personas y utilizarlos para la fabricación de una gran nube cuyo fin sería la destrucción de todos los seres vivientes. ¿Qué pensar de todo esto?. Realmente no lo sé. Pero si sé una cosa. No hubieron sueños esta noche. Tampoco hubo un buen dormir,...
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Esta es la historia de un hombre que amaneció gato. Pero no es un cuento de superhéroes. O tal vez sí. El Gran Gatuno comenzó su existencia cuando Adalberto Lacámara abandonó la cordura. Fue una fecha memorable, un quince de noviembre, día de San Porto. Adalberto fue cuando persona cuerda, botánico, profesor de la Universidad Regina Pacis. Una tarde, un gato montés, posiblemente de algún campo aledaño, ingresó llevado por su curiosidad al laboratorio de bioquímica de la universidad. Se topó con Adalberto en la puerta. Éste lo miró. El gato montés lo miró. Ambos se enamoraron. Adalberto comprobó que el gato era una hembra y sin pensarlo dos veces decidió casarse con el animal. Sumisa y dócil como con nadie la Gata montés se metió dentro de un bolsito de cuero marrón que Adalberto traía. Fueron a la iglesia de San Ávila de los Teces a buscar al cura para que los casase. El padre Lauro no solo se negó a casarlos sino que insultó a Adalberto...
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Desde lejos se divisaba la figura del enorme hombre sentado en una silla apostada frente a las rejas de una casa, la suya. Un sujeto inmenso y g ordo como un elefante. De barba papanoélica y unos ojos azules que junto a las arrugas de su rostro lo hacían parecer un dios de alguna religión pagana. Tenía un rosario entre las manos y recitaba murmurando para sus adentros las frases de rigor. Padecía de una dolencia cardíaca debida al exceso de grasa en su cuerpo y seguía vivo –según él- por gracia de la Virgen de Santorini, a la cual encomendaba sus oraciones. En el barrio algunos pensaban que era una especie ser superior, tal vez por su extravagancia fisonómica o por su serenidad ante los contratiempos de la vida. Don Carlos pasaba sus mejores horas en su silla como un vigía, contemplando las gentes del lugar, vecinos, paseantes, vendedores y aún ilustres desconocidos eran saludados por igual por Don Carlos. Don Carlos sufría de calores. Su inmensidad le ocasio...
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Se miró en un espejo de helio. Era una prueba dura solo apta para guerreros avanzados. Durante los estudios que debían realizar los estudiantes de la Orden se le pedía no pocas veces que se miraran en distintos espejos de modo de completar una imagen de sí mismos que excediera la visión habitual y limitada que solían tener. Había cinco grandes momentos dentro del llamado "Ciclo de los Espejos". El primero era poder verse en una gota de agua, el segundo reflejarse en manchas de aceite, el tercero consistía en observarse en el vapor de los géiser, el cuarto era considerado ya de alta improbabilidad ya que el aspirante a guerrero debía verse a sí mismo en los ojos de un enemigo y el quinto -que concedía el grado de maestría- era soportar la visión en el gran espejo de helio. Era sofocante. Seiscientos grados de materia condensada y cáustica, vapores emergiendo de una gran caldera hirviendo a presión por cientos de metros de tuberías de bronce dispuestas en forma cilindrica a...
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La luz que reflejaban las piedras negras era de una cualidad intensa y fluctuante como si de alguna manera estuviese sido filtrada por un campo gravitacional que la hiciera más espesa, más densa. Dispuestas en un gran círculo de unos cien pies de diámetro, conformaban una singular muestra de rara ingeniería al servicio de fines desconocidos. En medio de aquella estructura que parecía haber emergido de la pradera como una serie de árboles pétreos y eternos, se encontraba una pequeña y dulce joven de ojos rasgados y pelo negro vestida con pieles blancas y botitas de cuero crudo. Perdida y desconcertada, miraba a su alrededor como buscando una explicación o alguna clase de respuesta a una pregunta que no había sido formulada ni pensada. Como un encanto que no se rompía ni aún con el abrir de los ojos ni el fin del sueño, miraba a su alrededor, sorprendida pero no asustada. Era una bella joven esquimal y se encontraba dentro de un círculo de piedras oscuras en medio de un tórrid...